El término de Due Diligence o diligencia debida hace referencia al proceso de auditoría de una empresa en proceso de compra-venta, en rondas de inversión o en cambios en el órgano administrativo. Con esta auditoría se pretende dar información al comprador sobre el estado real de la empresa.
Esta auditoría puede orientarse a todas las áreas de la empresa. No solo estará dirigida a los aspectos financieros. También se analizarán los datos comerciales, fiscales, laborales, contractuales, legales y contables, entre otros.
La finalidad de esta auditoría es poder recabar la información y documentación necesaria para redactar un informe que garantice que la empresa cumple con sus obligaciones y no existen riesgos legales derivados de su actividad.
Si una empresa va a iniciar una auditoría de este tipo, es recomendable que tenga en cuenta algunos aspectos antes de comenzar el proceso. La empresa analizada debería llevar a cabo previamente un análisis exhaustivo para detectar posibles deficiencias.
Por otro lado, se debe tener en cuenta de que es un proceso complejo y puede suponer entre dos y tres semanas de trabajo de los auditores. Por este motivo, es recomendable tener paciencia y tener claro que la operación final (compra-venta, acceso a financiación,etc.) podría retrasarse.
También es aconsejable que antes de comenzar con el proceso de Due Diligence, la empresa especifique que la información proporcionada es confidencial. Para ello puede realizar un contrato de confidencialidad. De esta forma evitaremos atraer a posibles inversores o compradores que estén interesados en conocer la información para concluir otras operaciones.
Finalmente, al tratarse de un proceso de tal relevancia y repercusión para la empresa, es aconsejable que los consultores de la Due Deligence cuenten con amplia experiencia en el negocio y actividad a analizar. De lo contrario, podrían sesgar sus conclusiones con reflexiones erróneas.