Los patrimonios familiares se organizan, habitualmente, en torno a una serie de inversiones, de carácter material y/o empresarial. En este contexto, la fijación de una estrategia jurídico-fiscal, permite diseñar una estructura adecuada para dichas inversiones, desde el punto de vista práctico, y además ventajosa desde una perspectiva fiscal.
Estas operaciones de planificación suelen finalizar con el otorgamiento de distintos documentos de naturaleza jurídica , que son los encargados de formalizar las decisiones relativas a la ordenación del patrimonio familiar, y que pueden referirse, entre otras, a las siguientes cuestiones.
¿Donar o heredar?
Ante la clásica pregunta de si es mejor donar o heredar, debemos atender a la regulación vigente del Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y a la concreta configuración de cada patrimonio familiar. La aplicación de la correspondiente tarifa impositiva, unida a ciertos beneficios fiscales, como la reducción por adquisición de participaciones de la empresa familiar, puede determinar la conveniencia de transmitir a sus familiares ciertos bienes en vida, mediante donación, posponiendo la traslación de otros activos al momento de la defunción. En este segundo supuesto, puede optar por ordenar su voluntad mediante testamento , o por la vía de los pactos sucesorios , propios del Derecho Civil catalán.
¿Quién está al frente?
Otro escenario que debe tenerse en cuenta, es la incapacidad sobrevenida de quienes administran el patrimonio familiar. En caso de accidente o enfermedad, resulta de gran utilidad haber otorgado poderes, de índole civil o mercantil, que designen a otra persona para que actúe en nombre del poderdante en determinados actos jurídicos, de tipo personal o empresarial, por ejemplo, los que conciernen a la gestión diaria de los negocios familiares.
¿Y el futuro de la empresa familiar?
Las empresas familiares son un factor clave de la economía del país: según datos del Instituto de Empresa Familiar, constituyen el 85% del total de empresas. Sin embargo, una parte significativa de las mismas desaparece en la segunda o tercera generación. La consolidación en el tiempo de estas empresas requiere de una apropiada conjugación de propiedad, familia y gestión; actualmente existen herramientas jurídicas que pueden facilitar la interacción entre estos elementos y el traspaso generacional, entre las que destaca la implementación de un Protocolo Familiar.
Conscientes de la dificultad que supone abordar esta clase de decisiones, desde el departamento legal de Morera Asesores & Auditores quedamos a su disposición para estudiar su caso concreto y ofrecerle una solución a su medida.
Laura Medina