Todos fuimos afectados por el desafortunado corte de energía sin precedentes que causo una crisis nacional el pasado lunes, 28 de abril.
Caminando por la calle, pasadas unas horas del inicio de este catastrófico incidente, muchos pudimos observar como algunos comercios y oficinas de grandes compañías no tenían la capacidad para seguir ofreciendo sus servicios, aunque estos tuvieran la consideración de “esenciales”.
Sin embargo, también pudimos ver como otras empresas todavía continuaban sorprendentemente “abiertas” prestando sus servicios con normalidad, incluso aceptando pago con tarjeta de crédito.
En este sentido, ver una empresa cerrada y la de al lado abierta con lleno absoluto, me hizo pensar como se puede “transformar la adversidad en oportunidad”, y la gran importancia que tiene un plan de continuidad de negocio (PCN) que haya contemplado en detalle el mínimo imprevisto, como un corte de energía eléctrica prolongado.
En el mundo actual, caracterizado por su dinamismo, incertidumbre y constante evolución, la capacidad de una empresa para enfrentar y superar adversidades es crucial para su supervivencia y éxito en el momento de una crisis y también a largo plazo. Un PCN es una herramienta esencial que permite a las organizaciones prepararse para situaciones imprevistas y garantizar la continuidad de sus operaciones y servicios.
Un plan de continuidad de negocio es un conjunto de estrategias y procedimientos de actuación documentados que una empresa desarrolla para asegurar que sus operaciones esenciales puedan continuar durante y después de un evento disruptivo. Este plan incluye la identificación de riesgos potenciales, la evaluación de su impacto y la implementación de medidas preventivas y correctivas para minimizar las interrupciones.
Existen diversos escenarios de riesgos que pueden poner en peligro la continuidad del negocio.
Algunos de los más comunes incluyen:
Para que un PCN sea efectivo, debe incluir los siguientes componentes:
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