Muchas empresas tienen una falta de liquidez crónica, incluso con el negocio ya consolidado, en este articulo vamos a explicarle por qué se produce esta situación y algunas medidas que pueden tomarse para evitarla.
El origen del problema: Inversión inicial y el Activo no corriente
En muchos casos la falta de liquidez procede de una financiación insuficiente al iniciar la actividad. Es habitual que el capital aportado más los préstamos solicitados se ajusten a la suma de las inversiones en activo no corriente (maquinaria, instalaciones, ordenadores…), sin tener en cuenta que también hay una parte del activo corriente, en concreto, una parte de las existencias y de las cuentas a cobrar, que acaba siendo una inversión permanente.
El problema perdura
En teoría, esta falta de liquidez inicial se va solucionando con el tiempo, con los beneficios se irán generando recursos adicionales que “corregirán” el desfase inicial, pero muchas veces el problema se mantiene en el tiempo.
Por tanto, conviene hacer controles periódicos que confirmen que el fondo de maniobra de la empresa es positivo, que los activos corrientes que acaban siendo permanentes también están financiados con recursos a largo plazo. Una reacción inmediata ante posibles desviaciones evitará males mayores.
Respecto a las mercancías obsoletas, lo mejor es venderlas cuanto antes, aunque sea a precio de saldo, o darlas de baja. Aunque la pérdida aflorará de inmediato, el paso del tiempo aún supone más coste.
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