En la vida de una sociedad, es habitual que algún socio le preste dinero (o al revés). Si la deuda perdura en el tiempo, pueden generarse conflictos contables o acumularse importes elevados difíciles de cubrir.
Es muy importante que estas operaciones queden bien documentadas, tanto en un contrato de préstamo –indicando importe y vencimiento– como en la contabilidad, reconociendo el crédito o la deuda.
También debe tener en cuenta que Hacienda controla este tipo de movimientos, así que, si la contabilidad refleja un saldo permanente a favor de la sociedad, se podría entender que lo que hubo en realidad fue una retribución encubierta (un dividendo o el pago de unos servicios que se han contabilizado como préstamo para evitar la tributación en el IRPF). Si lo que persiste es un saldo a favor del socio, Hacienda considerará que se otorgó un préstamo a la sociedad.
Si ha habido entradas y salidas, lo más sencillo para reducir estos saldos es compensar o ceder los créditos:
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